Hay, sin embargo, una curiosa representación que, aunque no desconocida dentro del ámbito de la simbología cristiana, sí permite pensar en ese carácter solar del Cristianismo, afín a otros cultos anteriores, de los que es sabido que se nutre. Me refiero a ese imponente disco solar que impera en una de las casas cercanas a la Plaza Mayor, en cuyo centro, y en letras góticas -o similares- se observa el anagrama de Jesús. No dejo de pensar ahora, como lo pensé en aquellos momentos en los que apuntaba el objetivo de mi cámara hacia la fachada de la susodicha casa, en aquélla máxima atribuida a Jesús por los Evangelistas: Yo soy la Luz de este mundo.
Impresiones de un caminante madrileño recorriendo los lugares más emblemáticos y esotéricos de la provincia de Guadalajara
jueves, 8 de diciembre de 2011
Galve de Sorbe
Hay, sin embargo, una curiosa representación que, aunque no desconocida dentro del ámbito de la simbología cristiana, sí permite pensar en ese carácter solar del Cristianismo, afín a otros cultos anteriores, de los que es sabido que se nutre. Me refiero a ese imponente disco solar que impera en una de las casas cercanas a la Plaza Mayor, en cuyo centro, y en letras góticas -o similares- se observa el anagrama de Jesús. No dejo de pensar ahora, como lo pensé en aquellos momentos en los que apuntaba el objetivo de mi cámara hacia la fachada de la susodicha casa, en aquélla máxima atribuida a Jesús por los Evangelistas: Yo soy la Luz de este mundo.
lunes, 5 de diciembre de 2011
Regreso a Villacadima
Como demuestran los numerosos graffitis de peregrino en el ábside de su iglesia -graffitis que, en numerosos casos desvirtúan las marcas originales de las cuadrillas de gansos que un día pasaron por aquí- su situación, cercana a las fronteras de Segovia y Soria, fue un día estratégica y lugar de parada y fonda para esos animosos peregrinos que, procedentes en su mayoría de Cuenca, atravesaban la Alcarria, siguiendo una ruta poco menos que olvidada hoy en día: Hita, Casas de San Galindo, Atienza, Albendiego y Campisábalos, para continuar desde Villacadima hacia Ayllón, ya en tierras segovianas, y desde allí seguir hacia Burgos, por las estribaciones y misterios de Villafranca Montes de Oca y el puerto de Pedraja.
No estoy muy seguro de que el hidalgo caballero don Quijote siguiera esta ruta, como pretenden hacernos creer los numerosos carteles diseminados por algunos pueblos de alrededor; pero sí sé que en estos campos yermos, ungidos de silencio, a veces los buscadores de setas encuentran retazos pétreos de memoria histórica, que apuntan a un lugar que en tiempos fue interesante, y hoy en dia, muñones de recuerdo tan solitarios, como las estrellas en el firmamento.