jueves, 6 de marzo de 2014

Atienza: la iglesia de San Bartolomé


De la importancia que en la Edad Media tuvo la antigua Thitia -cuya conquista y reconquista produjo numerosos episodios sangrientos entre moros y cristianos hasta que unos y otros se dieron cuenta de su verdadero valor estratégico-, dan cumplido testimonio el gran número de iglesias que se levantaron principalmente de murallas hacia dentro. Uno de esos templos, es éste, dedicado a la figura de un apóstol cuya vida, en su mayor parte, continúa siendo un gran misterio: San Bartolomé.
Como la gran mayoría de templos de Atienza, de su primitiva fábrica románica, apenas quedad algunas reseñas destacables. Entre ellas, cabe destacar una pequeña galería porticada y una sencilla portada, que denota, lejos de la exuberancia de detalles ornamentales y referencias mitológicas que caracterizaban a la mayoría de construcciones similares de la época, la austeridad autoimpuesta por una orden que, poco a poco, fue asentándose con firmeza en la Península, dejando numerosos testimonios de su presencia en esta provincia de Guadalajara: el Císter.
En la actualidad, este templo, dedicado a una figura sobre la que simbólicamente se ha especulado en demasía y que además formaba parte conocida del particular santoral de una legendaria orden de caballería constituida por monjes-guerreros, los templarios, contiene un pequeño pero interesante Museo de Arte Sacro, en el que pueden admirarse piezas de singular valor, destacando, aparte de los curiosos atavíos litúrgicos, la figura de un magnífico Pantocrátor que, entronizado y coronado al modo de las Vírgenes Románicas, sostiene la bola del mundo en su mano derecha, mientras señala hacia los cielos con los dedos de la mano izquierda. También son reseñables, un hermoso calvario gótico, la escena del descendimiento de una de los retablos barrocos, así como alguna pila, románica, que posiblemente debió de pertenecer originalmente a la iglesia.